Adios mundo cruel
Con mucho menos dramatismo -y tanta gracia que uno se siente hasta mala gente- se lo montan los conejitos suicidas de Andy Riley.
Qué guay.
Un sitio propio y desordenado en el que Sofía Castañón va dejando sus cosas
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1 comentarios:
Ese libro me ha salvado más de una tarde.
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