Ángel González en El Cultural

El suplemento de Cultura de La Nueva España saca hoy un especial en homenaje a Ángel González. El maestro (al menos Mi maestro) Paco García Pérez me pidió unas líneas. Son estas.

El día que murió Ángel González fuimos a comprar un mapa del mundo. Clavamos cuatro chinchetas que atravesaron cada arista. Y buscamos Beirut. Buscamos Alburquerque. Chiloé. Acoma. Colliure. Buscamos lugares propicios para el amor, a Juan Ramón, a Blas de Otero, al Cristo de Velázquez. El día que murió Ángel González recorrimos la ciudad grande, la ciudad pequeña, el porvenir como un animal manso. Y releímos las cartas no escritas, recogimos los ojos con rímel del suelo, merendamos la pulpa no comestible de las tardes y escuchamos a Bela y los violines hasta estar Bartok de todo. Y entonces hicimos lo único que no nos queríamos permitir. Buscamos la cinta del verano de 2001, cuando creÌamos estrenarlo todo -hasta la noche- y le vimos. Cantaba a esas horas en que sólo cantan los sabios una letra como para ir a rondar a alguien bajo un farol -con la valentía destilada del fondo de un vaso-, y lo hacía como si fuera una nana. Ángel González estaba ahí, cantando, con el brillo en los ojos de quien ya descubrió el camino más honesto. Cantaba para la cámara de un par de mocosos que querían creer que los nombres de los libros de texto estaban vivos. Y así, el día que murió Ángel González, pensamos que murió cantando, y prescindimos del luto y su alivio morado. Nos vestimos de blanco, y brindamos con whisky por quien cantó -todo siempre fue un único, extenso canto- para hacernos creer que "aquí no pasa nada/ salvo el tiempo".

Difícil hablar de aquello que importa.

4 comentarios:

Patricia Simón | 17 de enero de 2008, 11:28

Difícil hablar de lo que importa, pero es entonces cuando escuchar, cuando leer significa ESTAR con el otro.

Cuando me enteré de que Ángel González había muerto aún no me había levantado. Envié unos sms a los amigos, buscamos su libro en la estantería -no tardamos mucho, siempre está a mano- y leímos algunos de sus poemas en nuestro lecho mientras nos calentaba un preciosos sol que alumbraba Asturias.

Un beso Sofía

Krasnaya | 17 de enero de 2008, 16:45

Difícil, pero tú lo lograste.
Muchos besos.

Anónimo | 17 de enero de 2008, 18:26

Es muy bonito lo que escribiste, gracias por compartirlo.

Te invitamos a que te unas si te apetece al pequeño homenaje que también le estamos rindiendo en nuestra página a este gran poeta: compartiendo en los comentarios algún poema suyo, unas palabras tuyas, lo que quieras.

Eterno Ángel González

Muchas gracias y saludos.

Mara Torres Página no oficial

Anónimo | 18 de enero de 2008, 7:55

El mejor de los saludos -al modo, se entiende, de pequeña reverencia de hastasiempre quitándose el sombrero- que leí o intenté.
Gracias por lograrlo.