PREGUNTAS
EN TORNO A TRAJE ROTO
¿Cuándo estás sola, estás sola?
¿Qué entendemos por avanzar? ¿La
respuesta se ajusta a tu respuesta? Si te imaginas físicamente
avanzando, ¿con qué calzado dirías que lo haces? ¿Con qué ropa?
¿De abrigo? ¿De verano?
¿Qué palabra para el cuerpo? ¿Qué
palabra para el hambre? ¿Qué palabra para la enfermedad? ¿Podemos
decir “hambre” para llamar al cuerpo? ¿Podemos decir “cuerpo”
sin pensar en enfermedad?
La manzana, ¿la muerdes o la recorres?
Cuando dices “centro” ¿está en el
centro de verdad o es itinerante?
¿Entiendes lo que les ocurre a huesos que
no son los tuyos? ¿Hay huesos hermanos? ¿Y la carne? ¿La carne es
hermana, o es todo lo contrario?
La imagen del fruto ¿la evocas sin pensar
en el árbol? ¿Desde cuándo sí piensas en el árbol? ¿Pinta algo
el fruto en el futuro del árbol o sólo es aquello que cae?
¿Qué pensamos cuando decimos “semilla”?
Y qué estamos olvidando, pese a decir “semilla”.
Comparan el trabajo de las manos frente al
trabajo de las palabras. ¿Cuál te mancha menos? ¿Cuál miente
menos? ¿Por qué la peor parte se la llevan las palabras, si ellas
sujetan la posibilidad de estas preguntas?
¿Qué piensas al escribir “idioma”? ¿Es
lo mismo que al escribir “lengua”? ¿Qué tiene que ver todo esto
con sentirse una sola?
¿Qué se puede hacer con las manos cuando
estás pensando en las manos? ¿Se dejan de mover? ¿Se mueven más?
Cuando piensas en para qué usar las manos, en ese momento exacto,
¿para qué las estás usando?
Y de nuevo las manos: ¿cómo son cuando las
miras? ¿Se parecen a la idea de tus propias manos? ¿Son iguales
cuando las miras que cuando sólo las piensas? Sus marcas, ¿recuerdas
cuándo se hicieron? ¿recuerdas por qué se hicieron? ¿Todo esto te
parece que habla de la erosión o de la memoria? Si habla de la
memoria, ¿por qué preferir que sigan siendo jóvenes? Si hablan de
la erosión, ¿por qué preferir que sigan siendo jóvenes?
Y de nuevo los huesos: ¿los huesos del
cuerpo que no conociste tienen algo que ver con tu memoria? ¿tienen
algo que ver con tu erosión?
Hablo ahora de la escritura: la página
blanco ¿parece una calle desierta? Sigo hablando de la escritura:
frente a la calle desierta, ¿notas la página en blanco? ¿Alguna de
las dos te asusta? ¿Alguna de las dos no? ¿Por qué te asusta más
la que te asusta? ¿De qué la poblarías para que no asustara? ¿Qué
pasa con el vacío? ¿Qué pasa con la multitud? ¿Qué encuentras en
el vacío?
El temor. ¿Qué lo espanta? ¿Es la luz?
¿Es saber que existe la opción de luz? ¿Es el faro? ¿O es la luz
que captura el momento justo -una fotografía- como para recordar que
hay un faro? ¿O es lo que sucede cuando se cierra el objetivo de la
cámara? El misterio, ¿es el temor, entonces, o es la luz?
¿Qué es un fantasma? ¿Son estas
preguntas, si es que no funcionan? ¿Es el espacio entre quien
formula la pregunta y quien piensa si debe o no responderla? ¿Un
fantasma se rompe o se va? Y lo que se rompe, ¿se va o se queda?
Lo que se rompe, ¿se rompe con la multitud
o se rompe en el vacío? No, espera, ¿en el vacío se puede romper
algo? ¿La soledad y el vacío son cosas parecidas? ¿Algo se puede
romper en soledad? Y si se rompe ahí, ¿se va o se queda?
La calle desierta de antes, esa. ¿Cambia
algo la sensación si está llena de farolas? ¿Cambio algo si
algunas farolas las han roto piedras de quienes antes estuvieron?
¿Cambia algo si las arreglan, aunque ya no sean las mismas
originales farolas?
Distancia
Huérfana de idioma,
las palabras se desatan.
Todo se parece y es ajeno.
Podrías acostumbrarte.
Prefieres la alerta
del corazón sitiado.
Tu lugar está hoy
en el silencio.
Tu lugar es
esta página en blanco.
Temes las calles
en las horas peligrosas.
Temes escribir.
Poema de Traje roto, de Alba González Sanz. Pintura y edición de Gabriel Viñals.