Refugio


"La amiga María Moliner define refugio no sólo como el lugar en el que uno se guarece de la intemperie sino en el que se protege del miedo. Y el miedo no tiene por qué estar basado en lo grotesco o en lo terrible, simplemente tiene que funcionar como una energía paralizadora de todo el cuerpo, un bloqueo en el que todos los temores dan un golpe de estado en el cerebro. Hay miedo universales que siempre han estado ahí, y son muy sencillos: el paso del tiempo, la incertidumbre. Estamos expuestos a ellos de continuo, por el mero hecho de existir. Pero siempre podemos refugiarnos.


Quedan soñadores


Aldous Huxley, el novelista y creador de los mundos distópicos, decía que, después del silencio, la música es la única vía para expresar lo inexpresable. La música que suena en El Refugio de la calle Azcárraga de Oviedo es como un abrazo de bienvenida, porque da igual cuan largo haya sido el camino, cual sea la historia del viajero o su lugar de origen, se sentirá como en casa con la sonrisa de Silvia o la voz calmada de Gema. No se trata de un bar, sino del espíritu que en él reside.
Dos veces al mes, músicos como Vaudí, Delagua, A Contratiempo, Pablo Moro o Alfredo González versionan a Sabina, Manolo García, Quique González, Rosendo o Barricada, según el público haya elegido previamente. Y en dos semanas, vuelven propios dos o tres temas, que realmente siempre les han pertenecido, incluso cuando aún no lo sabían. Porque todo está latente, Y más cuando de lo que se trata es de embellecer un poco el mundo, lo suficiente para que un lugar sea un auténtico refugio en el que se olvide, -algunos miedos sólo se atenúan con la amnesia, puesto que nunca desaparecen- que el reloj sigue su curso, que los años se posan en la comisura de los labios, en el ceño cada día más fruncido, que vierten leche entre los cabellos.
El Refugio lo es, en gran parte, por cabezonería. Quisieron compartir la música, la poesía, la magia que les habita en los dedos y lo consiguieron. El pasado carnaval montaron un espectáculo teatral-musical entre el mundo esponjoso y onírico del bien y el desgarro lúbrico del mal, con el que ganaron el primer premio del concurso que organiza la ciudad de Oviedo durante el antroxu. “Nos dijeron que este espectáculo estaba mucho mejor que otros que habían contratado ellos mismos” recuerda Julio, músico de Delagua y A Contratiempo, que le dijo uno de los cargos del ayuntamiento que estaba entre el jurado. La historia estaba escrita por Gemma Fernández, cantante de Delagua, que ya ha comenzado con los ensayos para preparar el montaje de este año."

Este un extracto del artículo publicado ayer en OviedoDiario dentro de Culturas. Y ellos, se merecen esto y mucho más.

1 comentarios:

Anónimo | 21 de enero de 2007, 10:48

Gracias por lo que me toca Sofía...un artículo precioso, un lugar precioso, gente preciosa.