Domingo

MADRES DE KALANDIA *

No hubo un minuto para las despedidas,
no pude esconderos, regresaros a mi vientre de nuevo.
Entró de madrugada la estrella de David y derrumbó el portón
y me robó los hijos de mi regazo a punta de metralleta
y de las sábanas ateridas a mi marido enfermo.
Me quedo sola en los escombros de la noche
y entierran a paladas mi corazón.
La luna es mi pañuelo entre las púas,
sangre escarchada los puños que me muerdo.

Al día siguienteme enteré que a Tarek, el hijo de mi hermana,
le dispararon a quemarropa en el campo de refugiados,
a cuatro metros, mientras comía un pastel.

* Campo de refugiados entre Ramalah y Jerusalén.


de Ángel Petisme, "Insomnio de Ramalah", editorial Eclipsados, 2005.

1 comentarios:

Alba | 25 de febrero de 2007, 9:54

Oh, qué estupendo Petisme. Yo tengo un libro suyo, estupendo asunto para la hipercoresterolemia, para cuando mi cabeza esté para leer y no sólo compadecerse del jodío virus...