El color que habla: el arte de Elena Rato
Lo abstracto no es la palabra. No tiene por qué ser, necesariamente, impreciso o vago, o no figurativo. Sí tiene que representar el mundo sensible sin los elementos figurativos de ese mundo sensible. La propuesta de la joven artista Elena Rato en De Vestigios a Mixturas es la de hablar del mundo tangible, de sentimientos y fuerza que asir con las manos, desde la más pura sugerencia visual. Este trabajo se puede contemplar en la Sala Borrón hasta el 23 de este mes.
El color que habla
Elena Rato sabía de la textura de las nubes preñadas de agua y de los diferentes tonos de grises que pueblan el cielo en Asturias. Pero un día, en Valencia, descubrió la luz. Y ese descubrimiento llegó para quedarse junto a la ventana. Y también posado en sus lienzos. Esto lo contaba hace un par de años, en el marco de la puerta de la Galería Altamira de Gijón, mientras los amarillos iluminaban la estancia con la misma calidez que los mejores veranos por estas tierras. Y esa luz parece no haberse alejado mucho, porque sus pinceles ya se empapan en ella como si fuera pintura.
Hay luz y calidez y también hay contraste y enfrentamiento. Algunos elementos abordan el lienzo como gritos, o exclamaciones más altas. Y eso dinamiza el diálogo que, sin duda, vive en estas dos series que Rato expone.
Quienes habían dejado llegar la inquietud a los rincones más habitables, creyendo que la artista –como parece ser, dicen, que está ocurriendo en lo plástico- había guardado los bastidores y los óleos en ese armario del que nunca se habla, pueden, si es que lo temían, estar tranquilos. Aunque la performance esté muy presente en sus creaciones y planteamientos (recordamos lo más reciente: Expendo el arte del colectivo Ratopaco), ella no ha dejado la pintura de lado si no que se muestra ahora con más vigor y valentía, incluso, que en trabajos anteriores.
De Vestigios a Mixturas no es un conjunto absolutamente abstracto, porque recoge algunos motivos, del mundo vegetal, por ejemplo, que sí son figurativos en cierta medida, y que abren un diálogo entre la obra y el espectador más allá del propio lenguaje pictórico. Y son obras que hablan del mundo, que no se quieren mantener ajenas a nada contemporáneo. Se puede apreciar la tensión, los choques del mundo, los temas universales y, de igual modo, una conversación totalmente sincrónica con otras artes, como el cine en la obra In the mood for love.
No existe, ni en De Vestigios a Mixturas ni en la obra en general de Rato, ese silencio terrible que se da en algunas salas de arte. Las imágenes que crea hablan, a veces hasa por los codos. Y otras hasta cantan. No hay desamparo posible para el espectador, ni hay angustia que no sea la que la propia autora busca con sus diálogos visuales. Tan sólo persiste la evidencia de lo narrado en carne viva, de lo plásticamente cierto.
Así que si usted es de esos que temen al silencio, al papel en blanco, a perder audición cuando les hablan, no se asuste. En esta exposición quieren hablar con usted, quieren que usted escuche. Y quieren que todo sea tan de verdad como la luz.
Artículo publicado en Tendencias de OviedoDiario. Para ver como dios manda las imágenes, pichad, merece la pena.
2 comentarios:
de visita por los madriles y reunión con cuarto creciente,no???Yo soy la chica que llamó a alfredo...
Tania:
Vaya tráfico de informaciones, ya veo...
Espero que coincidamos en cierto concierto dentro de poco.
Un placer verte por aquí.
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