Lunula


La revista Lunula, que dirigen la artista Pepa Pardo y las poetas Roxana Popelka y Sibisse Rodríguez, saca a la luz su vigésimo primer ejemplar: un monográfico sobre la pasión. En todas sus vertientes, y sin reparos ni ataduras propias de anacrónicos clichés, la revista editada por el Ateneo Obrero de Gijón cuenta con textos de Ana Vanesa Gutiérrez, La oruga, David González o Vicente Muñoz.

La historia de la cama revuelta

No. No te levantes de la cama. Aún no. Primero tendrás que escuchar la historia de otra cama, una cama que nunca, jamás, has visto tan revuelta. No. Esta no es una historia desde el rencor ni desde el odio, ni siquiera es una historia que habite en el más anodino y común de los resentimientos. Es un cuento didáctico, instructivo, para aquellos que son capaces de dormir sin mover las sábanas. Para aquellos que jamás se arroparían con un cubrecama oscuro o dejarían sus sueños al reposo de fundas rojas para los almohadones. Esta es una historia de pasión. Y, por tu bien, es mejor que no dejes pasar más tiempo sin conocerla.
Sobre la pasión, en todos los sentidos, versan los trabajos de los artistas y poetas que colaboran en este último número de Lunula. Puede entenderse esta pasión en muy distintos planos: más plásticos, más místicos, sensuales, herméticos, catárquicos, nihilistas… Y así lo hacen en esta publicación que siempre, desde sus orígenes, se ha identificado por su propuesta alternativa e irreverente. Precisamente ése es uno de los criterios que actualmente –en la preparación del siguiente número- mantienen sus directoras. “Cuanto más arriesgada (la propuesta) mejor. Me gustaría que os sintiérais libres para enviarme aquello que no os atreveríais a publicar en otro lugar, aquello que no os parezca literario o que esté fuera de tono” explica Sibisse Rodríguez al solicitar los nuevos textos que conformarán la vigésimo segunda publicación de lo que ya es un gran y avalado proyecto.
Lunula ha iluminado desde hace más de dos décadas la escena poética y artística asturiana, difundiendo a muchos poetas que en su momento empezaban a darse a conocer, como Roger Wolfe o David González. Podría hablarse de cantera, si es que uno tiene a bien el uso del término. Lo cierto es que ha sabido ser trampolín como pocas publicaciones, igual que durante este tiempo ha mantenido con maestría el afán subversivo e iconoclasta, de continua réplica a lo establecido.
Cuando lo establecido es la pasión, las réplicas, las historias que se salen de los cánones pueden retorcerse, revolverse como las sábanas de una cama que ha albergado mil danzas, y no todas preñadas de paz. Cuando lo pactado es la pasión, se admiten trampas, juegos, mentiras, lágrimas, arañazos y exaltaciones. Es el precio que se paga por estar envueltos en la dermis sensible, lo que se paga por cantar cuando nadie escucha, por desear, por vivir y ser carne. Y ser pan.
No. No te levantes de la cama. Aún no. Estas historias, las que hablan de la cama revuelta, tan sólo han comenzado.

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