Para vuestras orejitas



Tarde o temprano el talento es reconocido
Sterlin, Destroy
Subterfuge, 2007

Nos gusta pensar eso, y nos gusta creer incluso que es una verdad absoluta o una máxima existencial. El talento, más tarde o más temprano, acaba por ser reconocido y, más importante aún, valorado. Puede que el camino para llegar a eso se angoste mucho en muchas ocasiones y que los pies se cansen, los playeros se rompan, las piernas no respondan o la gravilla nos juegue una mala pasada cuando por fin uno se ha hecho con esa bicicleta para ir más rápido. Pero al final, el camino conduce a lo que cada uno persigue. O eso nos gusta creer.
Es el caso, y qué bien, de los mallorquines Sterlin que acaban de sacar al mercado su segundo trabajo, Destroy. Los cinco componentes del grupo tienen ya, en lo que a trayectoria musical se refiere, un buen trecho caminado. El compositor, Steve Withers, ya había pisado muchos escenarios de Reino Unido antes de comenzar esta historia. Adela, la vocalista, fue también la voz de los Sunflowers. Y Toni Toledo reparte su tiempo y sus platos entre Sterlin y los ya consagrados en el mundo indie, y no tan indie, Sexy Sadie.
El trabajo del quinteto no se paga, por más que invite a ello el nombre de la banda, con monedas de ningún origen, pero sí suena como una tarde jugando con las chapas de las botellas, el sol de los primeros veranos, las ranas, el río, la tierra que siempre se colaba por debajo de las uñas. Sterlin invitan, con más magia que ciencia, a volver a lo esencial, a aquello que reside en la memoria sensitiva, esa que se despierta con un olor antes que con cualquier imagen. Una memoria incapaz de recomponer figuras pero que se enciende como un resorte al escuchar aquello que fue banda sonora de nuestra vida, incluso mucho antes de que nosotros supiéramos que esa era una categoría musical. Y una categoría vivencial.
Sterlin suenan como los momentos que a veces nos vuelven. En la voz de Adela Peraita están todas las sinestesias: los olores y la luz que tan sólo es capaz de evocar la música. Y esa magia, esa energía tan necesaria para la sensibilidad de cada una de las personas que entienden la música, es la que hace que tarde o temprano el talento sea reconocido.

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