Acción narrativa

La tarde en que Stanislavsky y Chéjov coincidieron en la barbería tuvieron una acalorada discusión sobre cómo había de interpretarse la figura del héroe en escena. Al no llegar a ningún acuerdo, el bueno de Vlad, barbero desde los once años y que había aprendido el oficio de su padre, se vio obligado a degollarlos con la misma cuchilla con la que antes les había acariciado el rostro. Nada le parecía más inútil que hablar del héroe y no enseñarlo.