33 días

Estás en su casa. Él se ha ido un momento. Dice que va a volver.
Así que lo revuelves todo. Buscas. Tu madre te diría que husmeas, pero tú sabes que no es husmear. Tendría que estar ahí, una prueba, una clave. Algo. No hay tanto tiempo. Tendrás que abandonar la casa sin más. Sin saberlo. Sin entender el por qué de ese secuestro.
Sin amparo para el síndrome de Estocolmo que ya te reina.

Te vas ya, con la ropa pegada al cuerpo tras un mes. Sin fotos, sin souvenires del encierro. Se ha ido un momento. Dice que va a volver. Por la calle corren sirenas de policía.

1 comentarios:

Anónimo | 24 de enero de 2008, 0:36

Husmeas porque no te queda otro remedio. Porque te va la vida en ello. Porque sabes que cuando vuelva, vuelve dentro de un rato, no va a darte, tampoco, ninguna explicación.
Husmeas, husmeas, pero los secretos que no te están reservados se esconden tras la mirada de papel de la foto de su novia de ultra-pequeño-mar.
Husmeas porque en el fondo sabes que, cuando vuelva, ella se lo va a contar. Y te va la vida en ello.