Han tirado tu colegio.
Lo vi esta mañana
hecho añicos, tiza, madera,
un suspenso
de ruido en el motor de la grúa.
Este era mi colegio
me dijiste la primera vez
que hicimos nuestra la ciudad,
el amor, esas cosas.
Y siempre, siempre,
siempre en estos nueve años
este era mi colegio
al pasar por delante.
Frente al solar
amo ahora
cada vez
que te repetías,
cada obviedad
que decidí ignorar
muchas veces.
No sé si llamarte para decírtelo
ya está,
tiraron tu colegio.
Nada dura.
Qué poco poético
que nos lo muestre
la especulación urbanística.
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