Con los ojos abiertos

Con los mejores quise,
busqué un orden,
anduve hasta cansarme.
Virtud
no la aprendí,
pero no hay mala idea que una noche
no tuviera por mía.
Hallaron las pasiones
conmigo buen casero, que en mi hogar
todo vino se prueba
y más de un trago
le di a la jarra aquella donde oculto
la rabia y los venenos.

De amar lo que no dura, yo me acuso,
y de nunca aprender.
Aquí, lo que se da,
se quita, y aun parece
que se diera tan sólo por quitar.

Mirad, esto es un hombre:
estos cuatro aguinaldos
tan a cara de perro defendidos,
dos medidas de susto
y dos de espanto.

de Vicente Gallego, Cantar de ciego, Visor, 2oo5.

2 comentarios:

Arcángel Mirón | 20 de agosto de 2008, 7:23

Deberían encargarte la selección de una antología.

Amén de tu talento para la poesía.

begoyrafa | 21 de agosto de 2008, 1:07

Y pensar en qué trabajaba mientras creó muchos de sus poemas.
Un abrazo
Rafa