Acaricio la cabeza del perro del hortelano.
Huele un poco a tristeza entre tomates.
Apuesto conmigo misma:
"si muerde, me quedo".

Y el perro del hortelano ladra, ladra, ladra,
igual que si le fuera la vida en ello.

de Laura Casielles, Soldado que huye, Hesperya, 2oo8.

0 comentarios: