Terrenos

Ayer me hablaron de una contienda entre dos agricultores que, por unos terrenos -y luego unas amenazas, y luego algún comentario doloroso y feo- acabaron en juicio. Sí, aquello que no solucionaron unas piedras para delimitar los espacios, iban a solucionarlo unas palabras para delimitar las formas.
Y pensé que, realmente, qué fácil -si es que obviamos el rollo de los abogados, de la terminología jurídica, de los zapatos limpios ante la vista preliminar- gestionar así los desencuentros. Qué práctico y aséptico, al menos. Sin lo borroso de los me dijiste, creí que, era como si. Sin el peso de los nombres propios que se usan tantas veces. Sin la torpeza de que nos importe tanto, algunas veces.

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