Esta casa (II)

El sol entra en mayo por la ventana y parece que así se levanta un castigo. Ya no recuerdas por qué era, qué hiciste para pasar los sábados de estos dieciséis en casa. Todo ha adquirido un velo, similar al de la cortina que cambiarás tiempo después por un amor amarillo, voluntario. Con Alivio de luto entre las manos y un nombre en la cabeza dejas que la tarde pase.
El mar te espera fuera. Y acabas de descubrir qué día de la semana vale la pena, qué hora, qué época del año. Qué enlace, como una descarga, en la memoria.


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