Nunca más quemar la casa

Desde este cuarto tranquilo, en el que se ve el cielo de Madrid, las calles enredadas y el rumor de las obras que Gallardón expande como pintura al carboncillo, parece fácil decir cualquier cosa.
Hoy vuelvo a casa. Por unos cuantos días. Por los 26 que están ahí, por trabajo, por proyectos y por si encuentro la sombra de sirena, que en la playa ya es otoño...
Y si entre las maletas que siguen por aquí, por este cuarto, se colaron cerillas tardías, con las que hacer quema del pasado, con las que dejar la casa -qué no es casa- ardiendo, creo que las tiré en alguna papelera de esta ciudad.
Vuelvo a casa, y para volar sobre una nube, para acariciar la luna y ser libre (Quique González dixit, a mí no me miren) no necesito ceniza. Ni la quiero, ni sirve.
Y quizás por esta ilusión renovada, por este sentimiento que es de comunión -jamás de pertenencia-, sí me detendrán al llegar, o cuando vuelva a la capital, que respira fuerte y nos lleva por delante cuando inspira.
Vuelvo a casa. Que me detengan por querer encontrarla blanca y viva.




2 comentarios:

Krasnaya | 29 de octubre de 2009, 15:59

¿Habrá manera de verte este viernes, pechocha? Porque el sábado marcho para Logroño :( Aunque vuelvo el miércoles y espero verte aunque sea un ratín :*
Mil besines -que ya casi yes una vieyaaaaaa-

Krasnaya | 29 de octubre de 2009, 15:59

¿Habrá manera de verte este viernes, pechocha? Porque el sábado marcho para Logroño :( Aunque vuelvo el miércoles y espero verte aunque sea un ratín :*
Mil besines -que ya casi yes una vieyaaaaaa-