Cosas que mi abuela no creo que entienda*
* así, de mano.
Sí, no creo que Tina, que es una mujer lista y una mujer de su tiempo y que tiene Facebook y que está al día (porque se puede, señoras y señores, estar al día y vivir en un pueblo de montaña, se puede); no creo que ella, digo, entienda algunas cosas que hago, hacemos. No creo que le vea sentido al hecho de costearnos un viaje desde Gijón hasta Sevilla (pasando por Santander, que así están las cosas) para ir a recitar poemas y poner vídeos. Por muy guapo que nos quede el asunto.
Vamos a ver, y con la de veces que llevais haciendo cosas de estas, ¿no os pueden pagar los gastos? Que no sois nuevos, hija.
Y no lo somos, la verdad es que no. Y no pueden, la verdad es que no pueden. Que se han puesto las cosas de una manera, que hacer cultura es militancia. Que levantar un festival es estrujarse, es molestarse, es echar los restos que no sabíamos ni dónde estaban.
Lo han logrado, la gente de Cangrejo Pistolero (Antonio, Nuria y todos aquellos que colaboran en esta locura) lo han hecho posible con apenas nada. Salvo ilusión.
La misma ilusión, claro, con la que han estado poetas como Alicia García Núñez, como Pere Sousa, Juanma Prieto, Gracia Iglesias, Alejandra Vanessa... Ha sido una gozada escuchar a Inma Luna (que siempre es una gozada y cada vez lo es más), ver a Verónica Moreno, descubrir a Jesús Gé en directo, presenciar las tres entrevistas al terrible Milton hechas por Andrés Neuman, reencontrarme con Laura Rosal, Javier Gato, David Leo, pasar ratitos con Marcus Versus e Isabel García Mellado. Encontrar a poetas que pasaban por allí porque tienen veinte años y están requetecuerdas, como Ruth Llana.
Igual, piensa mi abuela, que tiene la cabeza estupendamente bien amueblada y está al día, que menuda cosa andar gastando por algo que a una tendrían que pagarle, que muy guapo pero que eso no da para vivir. Y no, no da. La poesía no da para vivir.
Tendría que valorarse el verso en directo. Y tendría que valorarse el teatro y la música, que las compañías y los grupos van hasta dónde sea pagándose los gastos, ganando porcentajes de taquilla.
Que les hablen, que nos hablen, de riesgo.
La poesía no da para vivir. La cultura no va a dar para vivir, ya seguro, en dos días.
Pero dan de vivir. Y mientras podamos seguiremos haciendo porque dé de vivir, porque dé para aprender. Y eso, mi abuela, que es muy moderna y sobre todo que es muy lista, sé que lo va a entender.
Sí, no creo que Tina, que es una mujer lista y una mujer de su tiempo y que tiene Facebook y que está al día (porque se puede, señoras y señores, estar al día y vivir en un pueblo de montaña, se puede); no creo que ella, digo, entienda algunas cosas que hago, hacemos. No creo que le vea sentido al hecho de costearnos un viaje desde Gijón hasta Sevilla (pasando por Santander, que así están las cosas) para ir a recitar poemas y poner vídeos. Por muy guapo que nos quede el asunto.
Vamos a ver, y con la de veces que llevais haciendo cosas de estas, ¿no os pueden pagar los gastos? Que no sois nuevos, hija.
Y no lo somos, la verdad es que no. Y no pueden, la verdad es que no pueden. Que se han puesto las cosas de una manera, que hacer cultura es militancia. Que levantar un festival es estrujarse, es molestarse, es echar los restos que no sabíamos ni dónde estaban.
Lo han logrado, la gente de Cangrejo Pistolero (Antonio, Nuria y todos aquellos que colaboran en esta locura) lo han hecho posible con apenas nada. Salvo ilusión.
La misma ilusión, claro, con la que han estado poetas como Alicia García Núñez, como Pere Sousa, Juanma Prieto, Gracia Iglesias, Alejandra Vanessa... Ha sido una gozada escuchar a Inma Luna (que siempre es una gozada y cada vez lo es más), ver a Verónica Moreno, descubrir a Jesús Gé en directo, presenciar las tres entrevistas al terrible Milton hechas por Andrés Neuman, reencontrarme con Laura Rosal, Javier Gato, David Leo, pasar ratitos con Marcus Versus e Isabel García Mellado. Encontrar a poetas que pasaban por allí porque tienen veinte años y están requetecuerdas, como Ruth Llana.
Igual, piensa mi abuela, que tiene la cabeza estupendamente bien amueblada y está al día, que menuda cosa andar gastando por algo que a una tendrían que pagarle, que muy guapo pero que eso no da para vivir. Y no, no da. La poesía no da para vivir.
Tendría que valorarse el verso en directo. Y tendría que valorarse el teatro y la música, que las compañías y los grupos van hasta dónde sea pagándose los gastos, ganando porcentajes de taquilla.
Que les hablen, que nos hablen, de riesgo.
La poesía no da para vivir. La cultura no va a dar para vivir, ya seguro, en dos días.
Pero dan de vivir. Y mientras podamos seguiremos haciendo porque dé de vivir, porque dé para aprender. Y eso, mi abuela, que es muy moderna y sobre todo que es muy lista, sé que lo va a entender.
2 comentarios:
Eso es, dan de vivir. Es que sin eso no se puede. No podríamos. (ole).
:) qué pena no haber podido bajar
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