Crónica in situ
Luz y brisa en esta mañana, en la que el mar es océano y mi cuerpo cada día más distinto y sorprendente. Aún desde Coruña recapitulo. Estos días de recuperar algunos ritmos, de encontrar algunos versos, de voces por fin escuchadas en directo, de amigos en vivo (que es sobre todo como gustan los amigos).
Más que difícil, decir lo importante sería pornográfico. Citar nombres propios que deslumbran, enriquecen. Golpes internos al borde de algún verbo que promete futuro ahora que tanta falta nos hace.
Así que mejor lo convencional: que Clara Janés me enamoró el martes pasado hablando de Holan y de por qué todo sucede por algo. Que seis minutos, a ojos de poeta, es un concepto temporal laxo (o hiperlaxo). Que Coruña tiene uno de esos muchos centros megagrandes construidos en aquello que ahora conocemos como época de bonanza, pero que ese centro, Ágora, está vivo, a diferencia de otros que he podido ver o que conozco (que tiene adolescentes en la biblioteca, y niños, y gente viendo una expo de Miguel Trillo, y paisanines jugando a las cartas). Que para mí quiero la energía de Gracia Iglesias, los ojos con que mira las cosas Ana Rossetti, la memoria abarcadora de Antón Castro, el gamberrismo tierno de Ángel Petisme, la intensidad de Estíbaliz Espinosa, el humor inteligente de Camilo Franco, la dulzura y los ritmos de Estelle Talavera, la capacidad de improvisación perfecta de Gonzalo Escarpa, la exactitud de Yolanda Castaño, la ironía necesaria de Elena Medel, la contundencia de Manuel Vilas, la tranquilidad de Pedro Ramos para que el orden vaya por su camino en la organización de todo este jaleo. Que se me quedan nombres de estos días y que qué bien que te inviten a festivales así.
Más que difícil, decir lo importante sería pornográfico. Citar nombres propios que deslumbran, enriquecen. Golpes internos al borde de algún verbo que promete futuro ahora que tanta falta nos hace.
Así que mejor lo convencional: que Clara Janés me enamoró el martes pasado hablando de Holan y de por qué todo sucede por algo. Que seis minutos, a ojos de poeta, es un concepto temporal laxo (o hiperlaxo). Que Coruña tiene uno de esos muchos centros megagrandes construidos en aquello que ahora conocemos como época de bonanza, pero que ese centro, Ágora, está vivo, a diferencia de otros que he podido ver o que conozco (que tiene adolescentes en la biblioteca, y niños, y gente viendo una expo de Miguel Trillo, y paisanines jugando a las cartas). Que para mí quiero la energía de Gracia Iglesias, los ojos con que mira las cosas Ana Rossetti, la memoria abarcadora de Antón Castro, el gamberrismo tierno de Ángel Petisme, la intensidad de Estíbaliz Espinosa, el humor inteligente de Camilo Franco, la dulzura y los ritmos de Estelle Talavera, la capacidad de improvisación perfecta de Gonzalo Escarpa, la exactitud de Yolanda Castaño, la ironía necesaria de Elena Medel, la contundencia de Manuel Vilas, la tranquilidad de Pedro Ramos para que el orden vaya por su camino en la organización de todo este jaleo. Que se me quedan nombres de estos días y que qué bien que te inviten a festivales así.
1 comentarios:
Deliciosa tú, Sofía. De ti quiero la inagotable creatividad.
Buen viaje en la vida, no sólo a Gijón.
Gracias por todo.
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