Hablemos de haikus, hablemos del verano (invitación a la lectura de Entre paréntesis, de Ana Pérez Cañamares)
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Vivir estos
tiempos es preguntarse por el verano. Quiero hablar de la escritora y
quiero hablar de estos poemas, pero dadme un momento. Digo que vivir
estos tiempos es preguntarse continuamente por el verano. Y no tanto
porque winter is coming (y eso Ana Pérez Cañamares bien lo
sabe) como porque nos hemos instalado en cierto alivio de luto. Esto
es el púrpura. Esto es los cielos grises. Y todo lo demás también.
Nos preguntamos si de verdad Sol, si de verdad el tiempo es libre. Si
de verdad la verdad. Lo que en otra época fue algo muy cierto ahora
comenzamos a creer que no existe, dudamos si llegó a existir o lo
soñamos. Digo la paz, no la infancia. Digo la estabilidad de los
días, no el buen tiempo. Los haikus de Ana Pérez Cañamares me
renuevan la certeza de verano. No diré fe, no usaré campos
semánticos telúricos. Digo certeza. El verano ha de seguir
existiendo. El verano, el entorno real de los árboles o los pájaros.
El verano de los pensamientos libres. El verano de los gatos que nos
sobreviven. El verano de la palabra valiente. Nada que ver con la
apatía de esta estación interminable en la que nos dicen que
vivimos.
Ana Pérez
Cañamares escribe porque ama, porque vive, observa y no quiere, no
puede, no ha de callarse. Porque en el cuerpo nos encontramos la voz,
y la voz no sólo canta -y canta bien-, la voz abre paso entre
muchedumbres, la voz las convoca también. La voz nos consuela y nos
da abrigo. La voz no es herramienta sin más, porque la voz es lanza
y lanza de largo alcance en la boca, en las palabras de la autora.
Les hablo
del verano y no de métricas. Me ahorro explicar la forma del haiku.
Y leyendo a Ana me ahorro contar sílabas, acudir al canon. Adoro que
se salte algunas normas (que tan sólo ante la historia que ha de contarse se empeñan en
respetar los torpes). Fogonazos. Polaroids a una resolución de otro
tiempo. Entender en un instante todo lo inmutable. Eso ha de hacer un
haiku, eso hacen los haikus de Ana Pérez Cañamares (y a quien le
interese no debe dejar de leer la parte final del libro, un apéndice
bien contado de qué es un haiku, qué ha de hacer un haiku, más
importante si cabe).
Les hablo
del verano porque la autora de Entre paréntesis me lo ha devuelto.
Como si aquello que colocamos entre signos explicativos fuera un
exceso o un sobrante. Una información que pudiéramos obviar. Igual
que quieren hacernos creer con ciertos derechos (los derechos que
como tales molestan a quienes prefieren esclavos los siete días de
la semana y fiestas de guardar). Les hablo del verano porque la vida
también es domingo soleado. Porque en este correr y correr
necesitamos tiempo.
Yo le doy
las gracias a Ana porque en esta venganza de amar nos ame, a quienes
nos conoce y a quienes no; y nos invite a compartir la vida, la
observación, lo pequeño, lo que jamás será anecdótico, porque
importa.
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