El arma del elefante
El elefante se lleva pesada la memoriay dejamos la ciudad como si fuésemos jóvenes
-en otras quimeras nos extinguimos,
pero el cáliz siempre nos moja los labios,
sabe bien, como a otra vida en la costa-,
todo lo demás suena de fondo
igual que una canción incomprensible, un
derroche, una marea de confetti.
Nada nos queda aquí. El elefante se va
y seguimos bebiendo de esto
como si nos gustara.
1 comentarios:
bebamos, tengo sed
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