Pues que ladren

No hace falta que zapee dubitativamente por los "cafés" matinales de la televisión y sus opinólogos de palo (ay, y quién no cayó en la tentación, heme aquí tirando piedras como si nada) para que se amargue el café (y aclaro que el mío es amargo de serie, que ni azúcar ni leche ni nada). En agosto dan vacaciones a contertulios y merecido descanso a los espectadores. Pero hay quien no descansa, no sea que un jueves me tome yo el maldito café sin acabar al borde de la úlcera.
Hace unos diez días aparecían fragmentos como éstos en un artículo publicado en La Nueva España bajo el título "Los hispanoamericanos":
"Hacia Borges había culto de hiperdulía, pronto caído en el olvido, porque es uno de los escritores que más se repiten. Tanto, que a su lado, Cela, parece un escritor en continua renovación. En cierta ocasión le comenté a José Doval que Eduardo Úrculo me había contado que comió con el Cosmopolita, porque de aquellas gentes como él y Juan Cueto presumían de cosas así. Se apresuró a afirmar Doval: «¡Habrán comido vichisoise!». ¡Pues no señor, el Cosmopolita comió helado de chocolate, y lo hizo como un marrano, manchándose la corbata! Si llega a saber el Cosmopolita que esa crema de puerros de sonido afrancesado es española, no hubiera tenido tanto entusiasmo por ella."


O:

"Luego estaban las mediocridades: Benedetti, Galeano, Scorza, Onetti, etcétera, etcétera, que se pasaban la vida de congreso de escritores en congreso de escritores, entre Cuba («territorio libre de América») y Madrid. Un día, el avión en que iban cayó al agua y murieron varios. Un periódico madrileño publicó un artículo necrológico titulado algo así como «Por qué murieron aquellos poetas». Digo yo que porque se pasaban su tiempo viajando."


Y hoy, en una particular semblanza al poeta Teodoro Cuesta:
"el bable de Teodoro Cuesta es sencillo, sin petulancias ni pedanterías que caracterizan y lastran a buena parte de la inflacionaria poesía bable actual, de pretensiones cosmopolitas y políticas evidentes."

El artículo parece más bien el análisis de un escolar que se ha leído la obra de Teodoro Cuesta un poco en diagonal, para qué negarlo, y que busca agradar ese profe suyo, que sabe que tiene una ideología muy marcada y aporta, frente a todas las carencias de análisis literario, de sensibilidad y percepción, un enfoque político y torpón, a ver si le ponen la mejor nota de la clase.
No es raro que remate la jugada del siguiente modo:
"Asturiano, pero ante todo español, defendió las colonias españolas al igual que Pepín Quevedo cantó una victoria de las armas españolas en Filipinas. La lengua no suponía para estos poetas ningún conflicto de tipo personal y mucho menos político. Eran conscientes de que cultivaban una curiosidad local que en ningún caso les impedía sentirse miembros de la patria grande."


Pues sí, oiga. Y una piensa: anda qué mira que soy tonta. Amargándome el café aquí cuando ésto es de lo más divertido.
¿Acaso no es valiente emitir una serie de juicios, relatar unos hechos sin reflejar ninguna fuente (la historia de Borges y Gerardo Diego del artículo "Los hispanoamericanos", por ejemplo)? ¿No es de gente brava el criticar que en la literatura exista un compromiso político? ¿Y más de bravucones el reivindicar un sentimiento aún más político y nacionalista como colofón a tal crítica? ¿No es de superhéroe, acaso?
Una de las enseñanzas sabias que he heredado es ésa de "la ignorancia es muy osada". Cierto es. Pero también resulta de lo más divertida, como en el caso de los artículos de José Ignacio Gracia Noriega.
Una nueva figura, como El Gañán de La Hora Chanante, está dispuesta a hacernos reír con monólogos impresos que recogen las impresiones de un ignorante.
Pues si los ladridos son así, tan mal articulados, zafios e insultantes, tan propios de un personaje de ficción y tan alejados de un articulista que se documenta, piensa y expone, que ladren oiga.
Que ladren.

10 comentarios:

Alba | 27 de agosto de 2009, 3:21

Y yo me pregunto, ¿para qué especializarse en el siglo XIX teniendo contemporáneos así?

Y también me pregunto, sin que nadie piense en censuras -aunque en fin, en casos así serían lo suyo-, si en LNE no tienen límites. Si no hay una barrera que aunque amplia con la ideología de sus artículistas, sepa poner freno cuando se transgreden un montón de normas comunes y se dicen tantas gilipolleces.

Porque todo sabemos que desde Vetusta, esa ciudad tan del siglo (XIX, again) considerar a Onetti mediocre, a Borges peor que Cela, a Cortázar chauvinista y a García Márquez megalomaniaco es algo totalmente lógico, fundado y razonable: bien puede pasar un meridiano cultural por una provincia, oiga!

Ay... leer para creer. Es como zambullirse en lo más rancio de los apuntes sobre crítica literaria de españoles hacia hispanoamericanos.

(Del de Teodoro Cuesta no digo nada porque no sé qué es más emocionante, hablar de "curiosidades locales" o defender las glorias patrias: ¡que el 98 ya fue y así nos salió porque había patriotas de este jaez!)

Anónimo | 27 de agosto de 2009, 3:25

Ay....
que me parez a mí que al Gracia Noriega va a da-y algo, porque y-salga una rapacina tan joven y tan contestona, oye, tan acostumbráu como tá él a sentar cátedra en esos artículos polvorientos y prepotentes que se gasta.

Lo mejor de todo lo del avión. Que yo sepa en el accidente aquél, solo murió Scorza y ninguno más de los que cita, que da la impresión de que iban todos en pandilla, y hasta hay (pero no voy a ponerme suspicaz) un secreto deseo de incluir a los citados en tal suceso... Teniendo en cuenta el número de escritores que en el mundo son, que entre unos 200 viajeros haya uno, tampoco me parece a mí como para tanto. A no ser, claro, que el problema sea que los escritores (y sobre todo si son latinoamericanos, oiga) no puedan viajar.

También tú... quién te manda leer eses coses, mujer...

(He incluido algunas cosas en lo que él llama bable.Pa que quede claro que pa cosmopolita y políticamente pretenciosa yo... home, bueno...)

Xandru Fernández | 27 de agosto de 2009, 5:54

Es lo único que sabe hacer ese personaje, Sofía. Todavía me parece más preocupante, si cabe, que exista un periódico que le siga riendo las gracias y (supongo) pagándoselas. No debería extrañarme, pero...

Anónimo | 27 de agosto de 2009, 6:05

Bien, bien.

Jenny jirones | 27 de agosto de 2009, 8:39
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo | 27 de agosto de 2009, 10:10

Ya lo decían los de Dixebra:

Quiero una rapaza na na nacionaliega
que sepia pronunciar la l.l vaqueira.
Quiero una rapaza na na nacionaliega
que nun faiga casu a Garcia Noriega. (BIS)

Anónimo | 27 de agosto de 2009, 10:23

"...como en el caso de los artículos de José García Noriega."

Jose Ignacio Gracia Noriega. Conviene, si se sabe tanto, saber tambien contra quien se dispara.

Íñigo San Sebastián | 27 de agosto de 2009, 10:27

Jojojo, La Nueva España; tremendo panfleto, son así de cracks hasta para los deportes.

Pues eso, para echar unas risas, poco más.

PD: ¡Prometo pasarme por aquí con frecuencia!

Jenny jirones | 27 de agosto de 2009, 12:07

Sí, Alba. Dan ganas de preguntarse para qué...
y gracias (miles) por el enlace del artículo de Luis Sepúlveda
http://www.lemondediplomatique.cl/El-Escriba-Fecundo.html
(merece la pena leerlo)
Anónimo1, no tan joven pero contestona un rato...
Xandru, chiste aparte es lamentable que estas cosas se publiquen un periódico pretendidamente serio (¿o esto es un oxímoron?)
(El comentario suprimido es mío, que en lugar de manos parece que tengo muñones)
Anónimo3, dixebra ya lo dixo too
Anónimo4, corregido y agradecida. Una "no sabe tanto", pero es muy bocachancla (pa eso ye mi blog) y se acelera tecleando. Delito tendría si esto se publicara en un lugar serio...
Íñigo, primín, cuando gustes. ;)

Gracias a todos.

Anónimo | 27 de agosto de 2009, 12:50

Para el anónimo 4, soy el anónimo 1, (creo) y sí, conviene llamar a las cosas por su nombre, pero, oye, si un periodista "tan serio y tan profesional" como el Herrera, llama Rodríguez a Zapatero, con evidente sentido despectivo, confundir Gracia con García (que evidentemente es más vulgar, y ahí duele... ejem) tampoco me parece tanto delito.
Claro, exactitud ante todo. No vaya a ser...