Si es de todos, será que es revolución
Días de alegría, dice Martín López-Vega. Otro horizonte es posible. Y es que las voces se han ido acompasando, sumando, en estos días. Hemos despertado. Cada uno y en conjunto. Y aunque el dinosaurio sigue ahí, de momento, nos miramos entre todos. Ojos limpios, mirada certera.
Mi padre me recordaba ayer una historia que había oído de niña. En las manifestaciones de los setenta, por una calle de Oviedo, él -más joven que yo ahora- iba con otros tantos. Y en uno de los balcones vio a un anciano, un comunista histórico, de los que se llevaron hostias y de los que seguían levantando el puño. Anciano y fastidiado, no podía bajar a la calle. Desde el balcón de su casa miraba la manifestación, emocionado. Entonces uno de los cánticos: "Vosotros, cabrones, bajad de los balcones". Mi padre siempre cuenta la tristeza que le dio, la sensación de injusticia con aquel hombre. Le dije que seguro que sabía que no iba con él. Seguro que él coreaba lo mismo a sus vecinos asomados y en perfectas condiciones para bajar a la calle. Pero sí te queda esa sensación, de reproche hacia quien no lo merece, de movimiento desacompasado.
Estos días no dejan de sorprender. Compras agua y te preguntan a dónde vas. Y como es a la plaza te dan más y no te la cobran. Comentas lo que ocurre en la plaza de tu ciudad, lo que pasa en Sol y te encuentras más a tarde a esas personas que se han acercado por allí, que están. Interrumpes en urgencias una conversación "de mayores" para informarles más sobre las concentraciones y te escuchan, se interesan y de repente "los jóvenes" de ni-ni no tenemos nada ya. Ves, incluso, el apoyo de aquellos que hace dos días se reían del movimiento por perroflauteros utópicos. Está todo el mundo. Están incluso los que no se enteran de nada, porque esto es para todos.
Porque estos días no hay reproches hacia otros ciudadanos, hay invitaciones a unirse. Estos días nos juntamos para cambiar las cosas y cambiarlas para todos. Si queremos que esto sea para todos, será que realmente es una revolución.
Días de alegría, sin duda.
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