HUMO. Cuaderno de rodaje. Día 2 (y día 1) SIN IVA

No sé qué hora es. Vale. Lo miro. 01.20. No. No sé qué hora es. Si es cierto eso de Einstein (hale, cita de autoridades y mainstream, yeah), el tiempo es relativo. Esta hora es relativa. Yo, relativizo. No sé qué hora es. Es día 2. Víspera de día 3. Es horas antes de preparar la secuencia 10. El Bar. El Bar se graba en La Bolera. La Bolera nos la abren pronto, prontísimo. Prontísimo para un bar que abre a las tres de la tarde, y más pronto aún, porque son fiestas. En Turón son fiestas. Las fiestas. También en Tordesillas. En Tordesillas estuvimos ayer. La víspera de sus fiestas, que eran hoy. Ayer, Tordesillas. Mal día. Mañana, Turón. Mal día. Mañana es la víspera de las fiestas en Turón. Vísperas. No importa. Sólo importa cuando el coche de acción, el coche en el que ha viajado parte (tú estás en esa parte) del equipo, el coche del protagonista, el coche que tiene protagonismo en esta historia, se ahoga. No se muere. No se duerme. No se queda en coma. Se ahoga. Tienes una NIVA LADA variante VAZ, con número de bastidor tal y tipo de motor EXP. 47, que se ahoga. Funciona lo eléctrico pero se ha roto lo mecánico y aunque no tienes ni idea (no la tienes si eres yo, que para eso esta segunda persona es mía) sabes que no. Que si suena es que hay electricidad. Y que si suena fatal es que hay problemas. Problemas. Eso me dice el de la grúa, eso me dicen los talleres a los que llamo, bordeando el final de cualquier jornada (menos de la mía, de la nuestra, que no me toca, que no era eso). Problemas me dice el director con la mirada, me dice el de fotografía con cara de suricato, me dice con palabras el actor, que para eso es actor también, para decir las cosas. Problemas, porque teníamos previsto grabar dos o tres secuencias, y todo se acaba de ir por un desagüe, y qué puto desagüe hay en mitad del desierto, o Tordesillas.
Así, nos quedamos sin coche y se trastoca todo. Hay un equipo de puta madre trabajando contigo. Un equipo que te hace decir "ey, que me quiero hacer yo también un corto". Un equipo de llevar a todas partes, de los que siempre has buscado y olé, ahí está. Ese equipo y sin embargo piensas en un maldito coche. Ruso. Pero de stajanovista, hostias.
Me digo, voy a escribir sobre los actores. Sobre cómo es trabajar con personas que durante tiempo se metieron en tu casa. Sobre Cesáreo Estébanez. Sobre Rosa María Mateo. Ese temblor ante algunas anécdotas que son vitales cuando ella las cuenta, pero que son la historia de estos días, de estos años, de estos tiempos. Me digo, joder, qué suerte. Qué bien.
Pienso, hostias, pienso, voy a hablar de estar de ayudante de dirección. De que motiva decir "haz esto, haz lo otro" pero que en toda exhortación hay un "yo no lo hago" que pesa, que toca entender, ese rollo de delegar, de saber qué no, cuándo no. Renunciar al ser versátil en pro de un ser útil.
Todo esto. Contarlo. Contar las tonterías que no ha podido contar Álex, el dire, en las dos entrevistas de radio y la de prensa de hoy. Ir a los guiños, las complicidades. Ir al compromiso de la historia, también. Al sentir contestatario.
Pero no. No sé qué hora es. Sé que es antes del día 3. Que el día 3 me espera, ahí. Al borde de la llamada del móvil y de la alarma del despertador. Del café sin ser café y la mañana de un día larguísimo. Víspera de día 3, viendo lo rodado el día 2. Con quienes construyen historias. Bien.

1 comentarios:

Norma | 14 de septiembre de 2011, 1:15

Yo estoy enganchadísima ya al diario de rodaje...
Sí.
Mucho.