La noche así (o el cortocircuito de la oveja eléctrica al despertar)



Del insomnio tiene la culpa el insomnio mismo, que se gusta y convida a sus duplicidades cada noche. Con los ojos abiertos, las películas vuelven a verse proyectando otras sombras.
Los poemas de La noche así llevan tiempo en carpetas, organizándose de manera clandestina, nocturna, y creyendo que nadie les oye.

Que hoy se acomoden sobre el precioso y cuidado diseño -como todo lo que hacen- de la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker ocurre porque hubo quienes los oyeron. Oír poemas escritos, dejarles hablar. Escuchar lo que dicen y lo que no. Pensar sobre esto y acompañarte en eso de la escritura, que de tan solitario nos lleva a todos a escribir la misma frase una y otra vez, como si fuésemos marionetas de Kubrick.

Que La noche así sea así es por los ojos abiertos de Alba González Sanz y de Natalia Cueto. Y, especialmente, por la mirada triple de Ya lo dijo Casimiro Parker, que haciendo con tanto mimo y tan bien las cosas me recuerdan que esto -¿mundillo literario?- es también mundo, sin peyorativos, y que todavía merece la pena compartir lo que se piensa, comunicar, comunicarnos.




PIEL DE SERPIENTE EN EL CUERPO DE ZHORA


Hace falta una orilla, tener sitio

para correr.

Bordear el mar, un lago, el agua hervida

de una ciudad que es un caldero.



Hace falta retroceder sobre los pasos recientes,

alcanzar la agitación que precede al impulso.



Con el espacio. Con el tiempo.

Afrontar el miedo como una acción cotidiana.



Alguien sale a la vida cada mañana,

revisa sus fuerzas y corre

contra una columna de espejos.

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