Disculpe, ¿me estoy radicalizando?

Interior día. Sala de preparación al parto. 
Cerca de veinte embarazadas dispuestas en casi tantas colchonetas deportivas escuchan a una mujer alta que supera los cincuenta y lleva bata. Llaman a la puerta y tras unos momentos la mujer con bata vuelve con una bolsa térmica que reza en letras grandes de molde DANONE.

Qué bien. Ha pasado la comercial por el Centro de Salud X, público, para dejar esta bolsa y que las futuras mamás prueben los Activia y los yogures con sabor a, sin grasas ni glutten y con refuerzo de calcio y vitamina ¿D?. Qué bien.

Tomad, repartidlos.
¿No queréis probarlos? Hay cucharillas también. No seáis bobas, probad uno.

En la pantalla no pone TELEPROMOCIÓN, porque esas cosas hace tiempo que no se ponen. 

La responsable sanitaria que está en la sala es la mujer de la bata blanca. En ningún momento menciona que precisamente la firma DANONE va acumulando demandas, algunas realmente serias, por vender productos con publicidad engañosa (la niña dice: "si el zumo de naranja es bueno y Actimel es bueno, si los juntas...") y por fomentar la obesidad infantil a través de Danonino y Actimel. No.

Probad uno, no me seáis.

La mujer de bata blanca da consejos durante dos horas dos días a la semana a un montón de embarazadas redondas que están a punto cerca de salir de cuentas. La mujer de bata blanca da consejos reales, no como los médicos y tocólogos que no se enteran de nada, a los que tendrán que "engañar" cuando estén ingresadas, porque  la mujer de bata blanca recomienda cosas que los médicos no. La guía de actuación ante el parto viene dada en gran medida por la mujer de la bata blanca.

La que en el interior de la estancia, luz día por una ventana, reparte yogures de la casa DANONE. Reparte Activia para beber de la casa DANONE. Y dice: "antes de comprar hay que probar". 



Me preocupa asistir en vivo a la escena. Me preocupa que las marcas hayan entrado en lo público como pedro por su casa. Y no porque me lo pudiera imaginar me preocupa menos, me sorprende menos. 

A no ser que lo que me sorprenda sea que me sorprende. O que me molesta. ¿Me estoy radicalizando? ¿Debería ver esto normal? ¿Tendría que coger este pienso artificial y nocivo con el que nos apesebran y comer de ahí, dar las gracias, decirme a mí misma "eso que me llevo"?

¿Es esta la señal inequívoca de que mejor me hacía un hatillo y me iba al monte a ser una asocial consciente?




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