Treinta


No encuentro el texto que quería enlazar hoy desde hace cuatro años. Hoy no lo encuentro por la red.
Cuando en 2009 leía desde la habitación 432, aquel cuarto blanco, limpio, lleno de libros; cuando leía, digo, en una noche de 2009 un post de Alberto Olmos sobre la edad y la certeza pensé que llegaría una noche en que querría enlazar ese post y decir: es cierto pero.
Olmos escribía en ese post que hoy no encuentro sobre el momento en el que comprendes que por más que escribas no vas a formar parte de la Historia de la Literatura. De la literatura, sí. De una historia de la literatura, puede. Pero no de las mayúsculas. Escribía en un texto que se abría por los bordes, un texto que costaba leer por lo crudo (o por los mismos miedos compartidos), un texto -como todo lo suyo- con mucha brillantez y mucha mala hostia.
Y es verdad. No nos espera la Historia de la Literatura, y a estas alturas ya lo sabemos. A algunos ni tan si quiera nos espera la literatura, quizás.
- Sabes que no vas a ser una narradora revelación a estas alturas.
Tenía todavía 25 años.

Hoy tengo 30. Hoy no soy ni revelación, ni narradora, si quiera. Ni tantas otras cosas que toda persona joven debería ser. Todos los jóvenes deberíamos haber sido casi todo antes de los 30. Ser es el éxito. Estar es el éxito. Estar en la noche y estar en las aulas, y estar en las bocas de (y en las gargantas de, si es preciso). Todos los jóvenes deberíamos haber sido muy jóvenes. Y aguantar siéndolo. Ser joven es todo el marketing que se puede desear.

Con 25 años leía aquel post que hoy no puedo enlazar, que no encuentro, y el estómago se me hacía un puño, me dolía un poco el vértigo y esas cosas de cuando a una le duelen las cosas que no sabe muy bien por dónde le quedan en el cuerpo. Pensaba: un día querré enlazar este post y decir: es cierto pero.

Hoy tengo 30 y tengo el pero. Porque no hay crisis, ni bajón, ni. No hay nada más allá de todo lo que nos dicen que hay. No es real la zona fronteriza del día que cumples 30. Del mes, del año. No es real ser viejo de golpe por la acumulación de los 365 días (y parece que resta realidad a lo que sí lo es: ser vieja de golpe por la acumulación de ausencias, o de cansancios, o de faltas de). Hoy tengo 30 y no estaré en nada que lleve mayúsculas. Seguiré escribiendo. Seguiré buscando las formas de contar. Seguiré con las ganas. Pero el pero. Y es éste: no importa. No hay decepción, no hay fracaso porque no es importante. No sé en qué consiste el éxito, pero no me preocupa gran cosa. Y esto no es claudicar, no es la aceptación de los mediocres, de los invisibles. O igual sí, quién sabe. Pero cómo saberlo, si es que no me importa.

Hoy tengo 30 y no pueden parecerme mejor. Llego a los años sí con la certeza de otro mito fallido. Las cosas que nos cambian no agrupan tanto el tiempo como nosotros.

Y lo escrito en minúsculas dice exactamente lo mismo.


5 comentarios:

Anónimo | 1 de noviembre de 2013, 14:35

Hoy es hoy, la vida es muy larga o muy corta, depende desde donde se mire y sobre todo depende de quien te mire. Tus 30 pueden ser sus 20, o mis 50, para los cuales todavía me quedan. Seras Historia, de quien te recuerde, serás más de un Historia, seguro. El tiempo vuela y no espera. Disfrutalo. Felicidades...otra vez.

Jorge Encinas Martínez | 1 de noviembre de 2013, 14:50

Así me siento: viviendo sin mayúsculas y escribiendo por el puro hecho de escribir. Sin más. Y sin menos.

Un abrazo. Y mi felcitación

Raquel F. | 1 de noviembre de 2013, 15:32

El hecho de comprenderse, de seguir, y de adoptar esa forma de estar en el mundo, ya es una forma de vivir y no de sobrevivir.

Felicidades otra vez, Sofía. Por suerte, para nosotras la poesía seguirá sin dar miedo.

Madame M | 1 de noviembre de 2013, 17:57

Treinta razones para quererla, treinta velas que soplen treinta vientos de bonanza, treinta besos que cruzan la meseta, adentrándose en el mar... todos para usted.

Miss Lund | 5 de noviembre de 2013, 8:11

Treinta años! caray... y yo que te siento como si llevase 50 disfrutándote... qué bien que cunda tanto... :)
Un beso!

(Ahora Lund, antes Desmond)