Motivos. Un poema. O no.



Alguien que se parece a mí sale todas las noches
de una tienda de campaña
y dice:                                     Yo. Yo
                                                también.

Algo que una vez no ocurrió
se repite y se repite.

Interior. Noche. Doce años.
Los monitores no miraban y salimos de las tiendas.
Exterior. Voces. Carreras
prohibidas y nada más.
El delicioso filo de la desobediencia.

Llegaron las linternas. Corrimos
al centro de nuestros puestos.
Pillaron a uno. Sólo a uno.

Todos los demás permanecimos dentro
de allí donde debíamos estar.
Un tremendo silencio.
El castigo fue todo sólo suyo.
Ninguna cremallera subió
para liberar la disidencia.


Tantas noches he querido salir
y hablar alto. Hablar claro.
Tantas noches he pensado: Yo. Yo también.


A la mañana siguiente en el desayuno
confesé que quise haber salido.
Dar la cara. Que la riña se compartiera.
O decir que no era para tanto.
Entre galletas y colacao me dijeron
que si alguien lo hubiera hecho 
otros habrían seguido el ejemplo.

¿Qué opciones tenemos
frente a un recuerdo que no sucede?
¿Qué victoria posible
sobre lo que constantemente no ha sido?


En esta noche permanente espero
ahí justo donde estoy
con las manos en la cremallera de la tienda.
La voz aclarada. El pulso,
pulso.

:
.
.

2 comentarios:

Anónimo | 1 de diciembre de 2014, 9:21

Cuando la manada lleva, el individuo se silencia, son pocas las veces que alguien rompe la ataduras del silencio. Y entonces quedan..

Miradas, que hablan sin
Palabras, que destrozan la
Piel, desgarrada ante el
Silencio, de las
Almas, atormentadas.

Exagerado, si. Extrapolable a cualquiera de las múltiples situaciones de la sociedad en que vivimos, también.
La sociedad evoluciona gracias al ruido de unas pocas cremalleras.

BLUESS | 2 de diciembre de 2014, 2:37

Es curiso este poema "narrativo", por nombrarlo. Uno que es aprendiz en esto, se pasea por algunas páginas de poetas.

Saludos y enhorabuena por la peli, procuraré ir a verla.

BLUESS